Una vida a la vez

Cada día mueren de hambre miles de niños en África, mientras que en el Oriente Medio otros miles sufren las consecuencias de las guerras y los conflictos políticos, y en América muchos miles son víctimas de la violencia y la pobreza extrema. Cada vez que reflexionamos en la situación que atraviesa el mundo actualmente, nos lleva a una sola pregunta, ¿Porqué? ¿Por qué hay tanto sufrimiento, dolor, impotencia?  No tenemos la respuesta, pero cómo diría Gandhi “Usted debe hacer el cambio que quiere que suceda en el mundo entero”.   Y nosotros hemos hecho de esto una de nuestras consignas en el SPAS.Transcurría un día lluvioso y gris, sin novedades, los niños jugaban fútbol disfrutando de la llovizna vespertina, los empleados hacían sus quehaceres mientras una mujer, con un bebe en brazos y su hija caminaban a paso rápido en busca de ayuda. Al llegar a nosotros, la acongojada mujer explicó su situación: “Tengo bien mal el niño, yo creo que le dio la varicela, y ha estado con mucha fiebre”.  Al ver el bebito no hace falta ser médico para darse cuenta de que se trata de una emergencia,  que de no haber recibido atención médica inmediatamente no sabemos que podría haber sucedido. Su piel tenía graves laceraciones productos de una infección y lucía severamente desnutrido, lo que nos llevó a consultarle si había sido un bebe prematuro, “no, nació normal, de nueve meses, es que ella es la mamá, talvez por eso es que es chiquito”, dice la mujer mayor, señalando a la niña que venía caminando con ella, quien en todo momento ha estado sentada contemplando, según nosotros, a su hermanito. Pero no es así, esa niña, de apenas 14 años de edad, es la madre del bebito que tiene apenas 18 días de nacido, y en ese momento lo carga para darle un pepe hecho de agua de arroz, el único alimento que el bebe ha recibido desde que nació. A pesar de que cada vez es más frecuente observar niñas criando bebes, no deja de impactarnos como las jovencitas que deberían estar  concentrando todas sus energías en educarse para poder tener mejores oportunidades y un futuro digno, dedican sus esfuerzos a gestar y criar bebitos.

Mirian, a sus 14 años no sabe amamantar a su bebe, nunca nadie le explicó, no tuvo control en su embarazo y vive en un cuartito hacinada con los otros 10 miembros de su familia, que incluyen sus dos hermanas mayores, ambas embarazadas de su tercer hijo, quienes al igual que Mirian tuvieron su primer bebe a los 14 y 15 años. Esta es la lamentable realidad que vive la niñez hondureña, la misma por la que luchamos día a día, Axel, el bebito recién nacido, no tiene conciencia de lo que sucede a su alrededor, no sabe que su madre no terminó la escuela primaria, no sabe que su padre, otro adolescente unos años mayor que ella, le rompió el corazón con falsas promesas dejándola a su suerte con un bebito, no sabe la traumática experiencia que tuvo esa niña al dar a luz, algo para lo que su cuerpo no estaba preparado ni física ni emocionalmente.Pero Axel tiene una esperanza, al igual que Mirian, y esa esperanza somos nosotros, son ustedes, quienes estamos dispuestos a cambiarles la vida y por ende a procurar que disfruten de un futuro mejor, estamos aquí para ayudar a nuestro prójimo, al necesitado y al desvalido y para salvar una vida a la vez.