En la escuela de la Calle

Mientras estoy en la parada de autobuses esperando el que me llevará hacia Tegucigalpa, la capital de Honduras, un grupo de 4 niños entre las edades de 10 a 13 años, corre de un extremo a otro de la carretera panamericana, exponiendo su vida para vender “burritas de pescado” y así poder generar algo de ingresos para llevar a sus hogares. Es Sábado, alrededor de la 1 de la tarde, bajo un abrasante sol no deja de admirarme el riesgo que corren estos jovencitos,  algunos de ellos bajo la mirada de sus madres, que al igual que ellos, esperan que “caiga” el próximo autobús para acercarse a las ventanillas a ofrecer sus productos. Sin muchas esperanzas de recoger algo de dinero ese día, les escucho mencionar “esto está quemado”, luego de sufrir la indiferencia de los pasajeros, quienes optan por ignorarlos, observando el paisaje de fondo, un lago y unas montañas que pintan de azul.Precisamente de esas montañas provienen estos niños, lugares donde aún no hay acceso a  la educación, la cual es un derecho que todo niño tiene. Sin embargo, la realidad es muy diferente para estos pequeños, quienes en lugar de vestir un uniforme azul y blanco, para luego recibir clases en una escuela digna y así convertirse en futuros ciudadanos hondureños con valores y compromiso para con su país, viven un marcado contraste, teniendo como escuela la calle, donde están expuestos a todo tipo de peligro y abusos y donde lamentablemente aprenden a sobrevivir con las reglas de la calle.En un informe reciente, expuesto por el comisionado de derechos humanos de Honduras, el Señor Ramón Custodio,  se informó que más de 412,000 niños trabajan en diversas labores y la mayor parte de estos no reciben educación. El grupo de niños que exponen sus vidas en la calle vendiendo “burritas de pescado” forman parte de estas estadísticas, lamentablemente.Es por esta razón, que realizamos grandes esfuerzos por educar a cuantos niños y jóvenes podamos, estamos conscientes de que sin educación, muchos de nuestros niños podrían correr la misma suerte de los pequeños en las calles. Pero es de esta manera como estamos aportando nuestro granito de arena para poder darles la oportunidad de que tengan una mejor calidad de vida. Nos orgullecemos grandemente de graduar este año cinco nuevas profesionales universitarias, una estudiante de secundaria y 7 pequeños más de educación primaria. Ha sido una ardua labor durante todos estos años, pero ahora vemos los frutos de nuestros esfuerzos..

  • El 76% de los niños hondureños residentes en áreas rurales se ven en la necesidad de trabajar, o son obligados por sus padres,  para contribuir a generar ingresos para su hogar.
  • La población infantil en Honduras está compuesta por 3,5 millones de niños, lo que significa que el 11,77% (412,000) cambió la escuela por el trabajo.*

*Fuente, Diario La Prensa