"Mami"

“Mami, quiero una baleada”,

“Mami, quiero saltar en el trampolín.”

“Mami, ¿puedo tener jugo? Mami, ¿me puedes dar un dulce por favor? Lejos de estar molesta  por todas estas peticiones dirigidas a mí, ¡lo único que puedo sentir es gozo!Veo los rostros de las seis pequeñas niñas que me rodean en el Open House de su escuela. En lugar de sentirme mole

Nuestra familia acaba de terminar un mes de servicio voluntario supervisando las actividades de los niños en el Campus del SPAS.  Nos hemos sentidos muy familiarizados con los niños y jóvenes desde la primera vez que les visitamos, con un equipo de construcción.

La razón por la que sus peticiones me parecen tan dulce es porque sé que ellos me aman y están 100% seguros de que también yo les amo. Estoy segura que de verdad me consideran su “mami”.

La gente usualmente me pregunta, “¿Qué haces en Honduras?” Ellos esperan escuchar que les hable de algún proyecto
No, no es tan impresionante. No es el tipo de llamado que pueda llenar de orgullo cuando cuentas tus historias misioneras al regresar a casa, pero es un llamado de un gozo profundo y una inmensa satisfacción: Fui llamada para ser una “mami”. asombroso, como una clínica médica o dental que ayude a cientos de personas al día, o una gran escuela bíblica de vacaciones por las noches. Para estas actividades tan importantes, Dios ha llamado a otros que las hagan. Sin embargo, a mi familia y a mí, Él nos ha llamado para hacer algo que a otras personas les puede parecer simple y no tan impresionante… Proveer el amor de una familia y un hogar para estos hermosos niños que se encuentran separados de sus padres y hogares por una variedad de razones.

Nuestros días han estado llenos con tareas, acompañados con abrazos y besos, atendiendo diferentes programas en las escuelas, preparado meriendas, jugando y estando ahí para ellos. Hemos invitado a muchos de los niños a cenar con nosotros, aprendiendo modales y observando cómo funciona una familia en el hogar. Hemos disfrutado los detalles de la vida… hacer un pastel para llevar a una fiesta de la clase, ver a nuestros niños jugar fútbol, presenciar un programa de la escuela, hablar con los maestros para saber qué es lo que pasa en la escuela y como están yendo las notas. No, no es nada extraordinario, pero es lo ordinario lo que lo hace tan especial. A veces los regalos más grandes de Dios vienen en paquetes simples…. Y eso es lo que Él nos ha dado en nuestro hogar de Honduras.

“Mientras este a su alcance, haga un hogar para los huérfanos”, nos recuerda Elena de White. “Deja que todos permanezcan listos para cumplir con una parte ayudando a avanzar esta obra. Le dijo El Señor a Pedro, “Apacienta mis ovejas.” Este mandamiento es para nosotros también, al abrir nuestros hogares para los huérfanos ayudamos a su cumplimiento. No permita que Jesús se decepcione de usted.”

Me siento honrada del llamado de Dios a mi familia, para venir y servir a estos pequeños.

Me siento honrada de ser llamada “Mami”.